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23 noviembre 2014

NORBERTO BOBBIO: DE LA RAZÓN DE ESTADO AL GOBIERNO DEMOCRÁTICO



El 9 de enero de 2004, hace una década, muere el filósofo y teórico de la política Norberto Bobbio, y como cada año, recordamos su magisterio moral con una reflexión sobre su enorme obra intelectual y sus intensas pasiones cívicas. El profesor representa una de las figuras más eminentes del pensamiento democrático de todos los tiempos, siendo sus principales campos de estudio el derecho y la política. Esto de acuerdo con su doble trayectoria, como catedrático de filosofía del derecho en la Universidad de Camerino y de filosofía política en la Universidad de Turín. Su reflexión abarcó temas relacionados con la filosofía jurídica, en su triple dimensión de teoría del derecho, teoría de la ciencia jurídica y teoría de la justicia, y con la filosofía política disciplina en la que estudió los valores y los principios desde el punto de vista del poder y del Estado. En ambas perspectivas, el horizonte último de su reflexión fue la libertad, la igualdad y el desarrollo moral de las personas. Esta vez recordamos sus contribuciones para una teoría de la justicia, sobre todo por sus aportaciones para caracterizar a la justicia democrática y definir su relación con los derechos humanos. Tema en el que propone una ética de la razón contrapuesta a la tradicional ética de la autoridad, por lo que hoy más que nunca sus reflexiones sobre la justicia y los derechos resultan pertinentes.




Siempre preocupado por las profundas desigualdades sociales, Norberto Bobbio afirma que la justicia es un ideal a perseguir, para lo cual los derechos humanos deben ser un elemento central de la cultura jurídica, así como uno de los principales indicadores del progreso histórico y de la legitimidad de los sistemas democráticos. La justicia es un valor progresista y como la libertad tiene en el lenguaje político un significado positivo. El filósofo italiano afirma que la desigualdad entre las personas es por su gravedad, un amenazante y peligroso desafío para la estabilidad de las democracias. La injusticia siempre aparece cuando se alteran las relaciones de igualdad y cuando se rompe el principio de legalidad. Las injusticias que derivan de las desigualdades económicas, sociales, políticas y culturales, hacen que la justicia se presente como un reclamo democrático.



¿Cómo se construye una sociedad justa? Esta pregunta ha encontrado una variedad de respuestas en el tiempo. Bobbio recuerda que durante siglos se mantuvo vigente y sin grandes desarrollos el concepto de justicia, tal y como originalmente lo había planteado Aristóteles en el libro V de su Ética a Nicómaco escrita en siglo IV a.C., la cual consideraba dos posibles concepciones de justicia: como legalidad, según la cual una acción es justa si se realiza conforme a las leyes, y como igualdad, según la cual una acción es justa cuando se establece y perdura una relación de trato igualitario. Con ellas distinguía entre las diversas formas de justicia que pueden ser correctivas o conmutativas y distributivas, agregando la distinción entre justicia estrecha y equidad. La igualdad entre las partes y el respeto de la legalidad son dos condiciones necesarias para actuar con justicia. En la edad moderna, desde Locke y Kant, hasta Hegel y Marx, la mayor parte de los clásicos de la filosofía política y jurídica no dedicaron mucha atención al concepto de justicia. La situación cambió con la publicación en 1971 de la Teoría de la Justicia de John Rawls donde plantea una concepción de la justicia como equidad.



A partir de entonces, se desarrollaron dos formas de entender el tema de la justicia: uno en función de los poderosos y otro de acuerdo con los inermes y los indefensos. Para los primeros, la justicia se encuentra vacía de contenido o vale solo como justificación de su poder; por el contrario, para los segundos la justicia tiene un contenido representado por un reclamo de igualdad. Para que una sociedad funcione, sostiene el maestro Bobbio, todos sus componentes deben ser educados en las ideas de la semejanza lo que significa “igualdad-equivalencia”, de la independencia lo que proyecta la “igualdad-autonomía” y de la ciudadanía expresada por el binomio “igualdad-participación”. De la confluencia de estos valores deriva la idea de la “igualdad-relación” entre los individuos que alimenta una visión del bien común.





Norberto Bobbio ofrece explicaciones al laberinto de nuestra contemporaneidad, con racionalidad y pasión, con imparcialidad y participación, con claridad y fuerza de pensamiento. Con sus reflexiones sobre los dilemas, antinomias y desafíos de una época compleja contribuyó al desarrollo de una teoría de la justicia democrática. En cuanto pensador universal, diseña un itinerario crítico para comprender los desafíos de nuestro tiempo y propone un léxico civil para orientarnos en la nueva realidad global. Debemos honrar la memoria del profesor sin limitarnos, conforme al significado de sus ideas, a repetir su lección científica y moral e intentando llevarla más allá, haciéndola fructificar en nuestras latitudes.


13 octubre 2014

ASAMBLEA CONSTITUYENTE PARA LA CIUDAD DE MÉXICO





La reforma política del Distrito Federal es una prioridad para sus habitantes. Las democracias contemporáneas sostienen la premisa de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Tratándose de un mismo territorio y sometidos a las mismas leyes, todos debemos ser iguales, por lo que no caben distinciones entre ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, condición en la que nos encontramos quienes habitamos una de las megalópolis del mundo y la zona metropolitana más grande del sistema urbano nacional. La democracia acepta la diferencia, pero no la desigualdad.

Dos hechos políticos son evidentes: la conformación de un importante contrapeso ciudadano al poder, y el sentido democrático de nuestra transición. El primero ratifica que un indicador del cambio político es la transformación de las mentalidades, es decir, cuando ha permeado la cultura de los valores democráticos entre los ciudadanos. Por esto la consolidación democrática proyecta transformaciones culturales que propician una ciudadanía activa, informada y participativa.



El segundo hecho expresa el desarrollo gradual (y ocasionalmente errático) que ha seguido nuestra transición hacia la democracia. Recordemos que el cambio político ocurre cuando se instaura un nuevo régimen o cuando se modifica la esencia interna del régimen existente. Los cambios internos han sido la marca evolutiva de nuestra democratización.



La dotación de una Constitución Política para la Ciudad de México requiere de un Poder Constituyente que renueve nuestro Pacto Federal, integrado por estados libres y soberanos a quienes se reconoce el derecho inalienable para dotarse de un ordenamiento constitucional y cuerpos de gobierno propios.



Como un hecho extraordinario coexistirán dos asambleas legislativas. Una ordinaria, que ya existe, como instancia de gobierno encargada de las funciones legislativas requeridas cotidianamente por la ciudad, y otra constituyente cuyo objetivo principal sería dar forma organizativa y sustento normativo al nuevo sistema de gobierno que presupone la creación del estado 32 de la Federación.



La Asamblea Constituyente representa el pacto fundacional del nuevo orden político en la Ciudad de México, donde delegados del pueblo establecen las características institucionales del nuevo integrante del Pacto Federal, determinando las reglas de convivencia entre sociedad y gobierno, así como del funcionamiento del poder público.

Una Asamblea Constituyente determinaría las nuevas reglas de distribución del poder. Sería la voluntad originaria, suprema y directa, que tenemos los ciudadanos para constituir y dar personalidad al poder público en el Distrito Federal.

La Asamblea Constituyente debe ser soberana y popular para definir la organización jurídica y política que más conviene a la sociedad. Para decirlo con Carl Schmitt es “la voluntad política cuya fuerza o autoridad es capaz de adoptar la concreta decisión de conjunto, sobre el modo y forma de la propia existencia política”.




El poder constituyente es un poder supremo, directo, incondicionado, soberano y extraordinario. Supremo porque se coloca sobre los demás poderes que va a constituir, directo porque proviene de la voluntad ciudadana, incondicionado por su independencia, soberano porque representa el poder del pueblo y extraordinario, por las especiales circunstancias que la convocan. Una Asamblea Constituyente para la Ciudad de México sería un signo de nuestro avance democrático.


28 agosto 2014

UNA IZQUIERDA EN BUSCA DE PARTIDO



















Los confines potenciales de una izquierda moderna se extienden más allá de la militancia que integra al Partido de la Revolución Democrática. Pero la inercia de las estructuras existentes hace inviable el urgente proyecto de inclusión ciudadana y modernización partidaria.




Con 25 años de historia el PRD deberá renovar sus órganos de dirección y especialmente a su nuevo presidente para los siguientes tres años. Con 4.5 millones de afiliados, el próximo 7 de septiembre elegirá a los 1,200 delegados al Congreso Nacional, así como a los 320 integrantes de su Consejo Nacional.





Actualmente, el PRD se encuentra amenazado por el constante alejamiento de los ciudadanos, por el fracaso de sus estrategias de concertación, y lo más grave, por la prevalencia de grupos oligárquicos y antidemocráticos a su interior. Existen 18 corrientes políticas en ese partido que buscan posicionarse en la integración de sus nuevos órganos directivos.



En esta ocasión y frente a las múltiples irregularidades detectadas en pasados procesos electivos para cambiar a sus dirigentes, el Instituto Nacional Electoral, en un ejercicio inédito, llevará a cabo los comicios internos del PRD en una apuesta en la que sus nuevos integrantes deberán mostrar su independencia y capacidad organizativa. Pero sobre todo la transparencia del proceso.





El desafío es enorme, dado que a las mencionadas elecciones concurrirán 4,324 planillas con 87,710 candidatos. Cuyo desglose es como sigue: se han registrado para integrar el Consejo Nacional 362 planillas con 5,269 candidatos; para designar a los Consejeros Nacionales 372 planillas con 3,179 candidatos; para los Consejos Estatales 366 planillas con 12,170 candidatos y para Consejos Municipales 3,224 planillas con 67,092 candidatos.





La crisis de identidad que padece el más grande partido de la izquierda mexicana es un proceso que afecta su estrategia política, sus decisiones de corto y largo plazo, así como los temas programáticos y los fundamentos teóricos que le permitirían dar vida a una izquierda moderna y democrática.





Ese partido atraviesa por el desencanto de una estrategia fallida y de una conducción errática. Vive la incómoda posición de ser prisionero, al mismo tiempo, de una inestable coalición interna, de pleitos, desencuentros y desgajamientos, así como de fuertes extravíos ideológicos.





Cualquier partido que se asuma con una orientación de izquierda laica, reformista y democrática tiene necesidad de establecer con la sociedad civil un vínculo que no pretenda ser hegemónico y orgánico. Requiere de una relación capaz de sintetizar las demandas políticas y de traducirlas en un poder de transformación social.





México necesita de una perspectiva alternativa, de un serio y profundo proceso de decantación y de construcción política como parte de la consolidación de una democracia eficiente. En esta fase de reflujo y de crisis existencial de la izquierda institucional, la discusión sobre estos temas es más urgente que nunca.





Si realmente desea ser un factor para el desarrollo político de nuestro país, la izquierda perredista debe renovarse completamente, sobre todo si desea transitar hacia una alternativa moderna, cubriendo el abismo que existe entre las esperanzas democráticas de los ciudadanos y la posibilidad de realizarlas en el actual contexto.




ACTUALIDAD DEL RACISMO



En varias ciudades de la más antigua democracia en América se protesta por la discriminación que sufren las minorías. Otra vez un joven negro, desarmado, fue asesinado por un policía blanco desatando fuertes tensiones raciales. Ahora ocurrió en Ferguson, un suburbio de Missouri, Estados Unidos, una ciudad de 21 mil habitantes donde el 63% de la población es afroamericano, pero donde solo uno de los seis miembros del consejo municipal y 2 de los 53 policías locales son negros.



De acuerdo con testigos el joven Michael Brown caminaba desarmado y al momento de su detención fue asesinado de seis disparos. Todavía no se llevan a cabo sus funerales  y ayer otro afroamericano de 23 años corrió la misma suerte. Y nuevamente los argumentos de siempre: los jóvenes habrían intentado agredir a los policías quienes se defendieron.






A la violencia policíaca le ha seguido una violencia racial con su secuela de heridos y detenidos. Incluso se decretó un toque de queda y el gobernador recurrió a la Guardia Nacional. Once periodistas que cubrían los hechos han sido arrestados. El racismo es arrogante y persistente.




Hace poco más de un año ocurrió un hecho similar. Graves enfrentamientos se sucedieron en distintas ciudades de ese país en apoyo a la familia de Trayvon Martin, un adolescente negro que también fue asesinado cuando caminaba desarmado en un barrio predominantemente de blancos en Florida, por un vigilante a quien un jurado declaró inocente.



Como olvidar el caso de Rodney King, un conductor negro que en 1991 fue detenido y brutalmente golpeado por la policía de Los Ángeles mientras la escena era captada en video. Cuando un jurado absolvió a los agentes, se desató una ola de violentas protestas raciales que dejaron un saldo de cincuenta muertos, dos mil heridos, diez mil detenidos y pérdidas multimillonarias.






Hechos recurrentes como éstos han provocado, además de las protestas callejeras, un encendido debate sobre la cuestión racial, la polémica legislación sobre legítima defensa y la justicia igualitaria. Hoy como ayer, el presidente Obama se ha declarado conmovido por el crimen.

El término “racismo” se refiere a un conjunto de teorías y comportamientos fundados en la suposición de que las manifestaciones culturales y las acciones históricas de las personas dependen de la raza, y que existe una raza superior a la que corresponde la función de dominio sobre otras razas inferiores.



Las sociedades contemporáneas se caracterizan por la presencia de importantes grupos minoritarios que son considerados ciudadanos de segunda. El racismo institucional los mantiene en una situación de inferioridad estructural.

La discriminación y el racismo representan prácticas que frecuentemente conducen a la violencia por la exclusión de individuos y grupos que pertenecen a determinadas categorías sociales. Presenciamos nuevas formas de racismo sin que se hayan eliminado las antiguas.





En México debemos aprender de las lecciones de nuestros vecinos dado que, a pesar de contar con enormes burocracias y recursos para la defensa de los derechos humanos, así como para prevenir y erradicar la discriminación, el fenómeno de la exclusión social de las minorías lejos de desaparecer, se ha incrementado.




16 julio 2014

LA CENSURA NO ES IGUAL PARA TODOS



Hace 25 años ocurrió la masacre de la Plaza Tiananmen en Beijing, China. Un numeroso grupo de trabajadores, estudiantes y profesores se habían instalado en el centro político y simbólico del país para demandar, no la caída del régimen político o la transformación de las estructuras económicas y sociales establecidas a partir de la toma del poder por el Partido Comunista Chino en 1949, sino la adopción de algunas libertades de expresión, reunión y manifestación. Pedían la apertura del sistema, no su destrucción. La protesta de los estudiantes era por la democracia y el derecho a formar nuevos grupos de opinión.




Muchos habitantes de la República Popular China consideraban que el socialismo maoísta era demasiado represivo y corrupto, y que las reformas económicas recién emprendidas solo generaban pobreza para la población, se percibía también que el anticuado sector estatal era una pesada carga para el país. El gobierno respondió a las movilizaciones sociales con una brutal represión que dejó cientos de muertos y miles de heridos. Tras la violenta respuesta, ocurrieron numerosas detenciones arbitrarias para aniquilar a los instigadores del movimiento, se expulsó a la prensa extranjera y se desarrolló un estricto control sobre los medios de comunicación que perdura hasta nuestros días.




Este sistema de control y censura es uno de los más poderosos del mundo. Se caracteriza por una combinación entre manipulación y supresión de la información. De esta manera, la represión de Tiananmen prácticamente ha desaparecido de la historia reciente. La batalla contra la censura abarca desde los libros de historia hasta Google. El gobierno instauró un sistema muy efectivo para filtrar los contenidos de internet y bloquear ciertas páginas web. Se le conoce como el “Gran Firewall Chino”.




Quienes se rebelaron contra este sistema lo hicieron exigiendo el reconocimiento de los derechos de libertad que constituyen el primer presupuesto de la democracia. No de aquella de tipo progresista y participativa, sino de la modesta democracia liberal. Una forma de gobierno construida a través de la paulatina conquista de los derechos fundamentales.





El filósofo de la política Norberto Bobbio, considera que las libertades modernas típicas de la democracia, están representadas por la libertad personal, de prensa, de opinión, de reunión, y por una libertad más difícil de obtener, que es la libertad de asociación de la cual nacen los sindicatos y los partidos, y con ellos la sociedad pluralista sin la cual no existe democracia. El complemento de este proceso ha sido el desarrollo de la libertad política, representada por el derecho de todos los ciudadanos para participar en la formación de las decisiones colectivas de una sociedad.




Es famosa la imagen de un hombre tratando de detener una columna de la infantería blindada del ejército chino, hacia la irónicamente denominada “Plaza de la Puerta de la Paz Celestial”. La imagen de esta figura solitaria tratando de bloquear el avance de los tanques, permanece en nuestra conciencia evocando que la lucha por la libertad es permanente. Recordar a los héroes de Tiananmen es un antídoto contra la censura y el olvido.



11 junio 2014

PARADIGMAS DE LA CIENCIA POLÍTICA

Comparto mi columna radiofónica: "BIBLIOTECA MÍNIMA DEL BUEN CIUDADANO" que se transmite en @antenaradio IMER 107.9FM los viernes a las 8:30am,

Hoy:

"Paradigmas de la Ciencia Política"

08 junio 2014

CIUDADANÍA INDÍGENA


La relación entre tradición y modernidad política está representada por el rol que pueden desempeñar los usos y costumbres en nuestra consolidación democrática. Es la tensión que existe entre los ancestrales métodos de decisión basados en los usos y costumbres, y la modernidad de la participación político-electoral. Mientras que los usos y costumbres son el resultado de una mezcla de formas tradicionales de organización política, que incluyen principios meritocráticos y jerárquicos de representación así como asambleas comunitarias, la participación a través de elecciones y partidos es producto de la moderna sociedad de masas.





Las continuas transformaciones de nuestro sistema de administración y justicia electoral produjeron una crisis de la integración política que dio vida a nuevas formas de ciudadanía multicultural, reconociendo los derechos colectivos como una realidad en el mundo contemporáneo. Los pueblos indígenas poseen los derechos colectivos a su identidad cultural, a sus formas de propiedad, a la educación bilingüe, al ejercicio de la medicina tradicional, pero sobre todo, a la participación política a través de usos y costumbres.





La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a la facultad de la comunidad indígena de Cherán en Michoacán de elegir, mediante el método de usos y costumbres a sus autoridades, representa un importante paso adelante para el reconocimiento de la autodeterminación indígena en nuestro país. La SCJN establece un precedente en la historia jurídica de México al señalar, por primera vez, que un municipio que no fue elegido a través de los clásicos procedimientos electorales, tiene iguales derechos que cualquier otro. De esta forma, se modifica un viejo criterio del máximo tribunal que establecía que los municipios no estaban legitimados para interponer controversias constitucionales contra actos que violentaran derechos de las comunidades y pueblos indígenas.





A este desarrollo de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, también han contribuido algunas resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que establecieron criterios para la convivencia entre el sistema de usos y costumbres y el orden jurídico vigente. Paulatinamente se establece una perspectiva garantista del pleno ejercicio de los derechos indígenas de acuerdo con la aplicación directa de la Constitución y los tratados internacionales, especialmente del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, para hacer justiciable el disfrute del derecho colectivo de autogobierno y de consulta.





Las transformaciones que ha sufrido el Estado nacional en el mundo contemporáneo se caracterizan por el reconocimiento de la diversidad cultural y política. Cuánta razón tenía el gran jurista y filósofo Ronad Dworkin, cuando en una de sus obras más célebres titulada Los derechos en serio, señalaba que: “la libertad civil carece de significación moral si la persona no puede ejercitar en la práctica su libertad”. Sostenía que las personas son sujetos autónomos, con igual derecho a ser respetados en sus convicciones, y con igual derecho a valerse de los recursos necesarios para poder llevar a cabo una vida digna en igualdad de condiciones respecto a todos los demás. De esa lección de libertad deriva el reto de transformar los usos y costumbres en democracia participativa.



28 mayo 2014

SE ESCRIBE HOMOFOBIA; PERO SE LEE PREJUICIO









La homofobia es un término que describe el rechazo, miedo, repudio, discriminación o estigmas hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como homosexuales. También incluye a los demás individuos que integran la diversidad sexual, como las personas bisexuales o transexuales, y a quienes mantienen actitudes o hábitos comúnmente asociados al otro sexo. La palabra homofobia (fobia, del griego “pánico”) proyecta un obsesivo sentimiento de repugnancia contra la homosexualidad.




Hace apenas 24 años la Organización Mundial de la Salud consideraba a la homosexualidad como una enfermedad mental. Fue el 17 de mayo de 1990 cuando su Asamblea General decidió retirarla de la lista de trastornos psicológicos. Aunque todavía hoy, muchos manuales de psiquiatría la consideran una “patología de la identidad sexual”. La homofobia es una exclusión basada en la orientación sexual y la identidad de género.





La homofobia forma parte de la intolerancia. Los crímenes por homofobia son muy comunes en las sociedades de nuestro tiempo. Actualmente, alrededor de 70 países criminalizan a la homosexualidad con duras penas de prisión como Rusia, Nigeria y Uganda o con cadena perpetua como Pakistán. Otros como Afganistán, Mauritania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen, mantienen la pena de muerte.






“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, recita la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada hace 65 años por la ONU. Sin embargo, la discriminación por homofobia aún persiste incluso en los sistemas democráticos. El declive de las sociedades homogéneas ha permitido la aparición de nuevos grupos y movimientos con su propia identidad. Para hacer realidad los derechos humanos se precisan cambios a las leyes, aplicando nuevas políticas y adaptando las prácticas institucionales.




Es urgente que la acción de los gobiernos busque la ampliación de los derechos y garantías de protección para todas las personas, estableciendo mecanismos de justiciabilidad que aseguren su realización efectiva, así como mayores condiciones de equidad y desarrollo humano. La vocación democrática se expresa en la capacidad para tomar decisiones en campos donde la ley no existe, es insuficiente o se carece de instancias jurisdiccionales para salvaguardar los derechos fundamentales.




Los derechos ciudadanos adquieren sentido, cuando la democracia atiende las reivindicaciones de los grupos étnicos, migratorios, sexuales, de género y de identidad religiosa o cultural, y amplía el andamiaje institucional de protección para todas las personas.





Para consolidar en nuestro país un auténtico Estado democrático de derecho, debemos erradicar la homofobia en los espacios de convivencia humana construyendo esquemas de inclusión. Los desafíos de una nueva ciudadanía se relacionan con la progresividad de los derechos humanos, con la institucionalización de políticas públicas bajo los principios de equidad de género, no discriminación, igualdad de oportunidades, transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas, y con un profundo proceso de reconocimiento de las diferencias.





En México, por Decreto Presidencial, se celebrará por primera vez el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia este sábado 17 de mayo. Nuestra democracia avanza propiciando procesos de apertura institucional y de reconocimiento de nuevos derechos civiles.